Compatriotas:
Vivimos un momento crucial de definición histórica entre el continuismo y el cambio seguro. En un lado están los que han ocupado 20 años el poder del Estado y lo han utilizado para su propio beneficio y que hoy se escudan en la campaña del miedo y de la mentira. En el otro lado nos encontramos aquellos que creemos en el bien común, en la alternancia en el poder y en la necesidad imperiosa del cambio.
Durante décadas no hemos tenido alternancia, sino una sucesión de partidos oficiales. Hoy debemos terminar con esa usurpación de la voluntad ciudadana. Debemos ponerle fin a la historia de los gobiernos de partido, que han sido un obstáculo para la democracia y para que el país logre un desarrollo humano del que todos podamos sentirnos orgullosos.
Hay mal gobierno cuando los recursos públicos sirven para sacar ventajas privadas y privilegios impropios, cuando de forma descarada el aparato gubernamental crea prerrogativas para el candidato presidencial del continuismo, cuando la insensibilidad de algunos funcionarios públicos prevalece frente a las urgentes necesidades populares. Veinte años de gobiernos de ARENA han mostrado esas características; dentro de ellos, los últimos cinco años de su gestión han sido los peores.
Es necesario salir del mal gobierno. Tenemos condiciones para hacerlo, porque la crisis crea una valiosa oportunidad para el cambio. El domingo 15 de marzo podemos lograr uno fundamental en nuestra vida política, haciendo realidad la alternancia. Debemos crear el buen gobierno. Tengo el propósito de buscarlo con todas mis energías siguiendo orientaciones claras:
Mi gobierno tendrá un compromiso incondicional con la Constitución de la República, la democracia y la vigencia plena del Estado de derecho. Pueden estar seguros que gobernaré con la Constitución en la mano y no permitiré que nadie, mucho menos los funcionarios públicos, la irrespete y la mancille.
La defensa del régimen de libertades y el respeto escrupuloso a la crítica, a la libertad de expresión y a todos los cultos religiosos estarán en el primer lugar de mis preocupaciones.
El régimen económico social establecido por al Constitución, la propiedad privada y la seguridad jurídica tendrán el mayor respeto y serán objeto de atención especial.
La política exterior será independiente sin sujetarse a ningún poder extranjero; su brújula será el interés nacional más genuino, no los perjuicios ideológicos.
El horizonte de mi gestión será el bienestar general, especialmente de la población que padece pobreza, marginación y exclusión.
Mi gestión trabajará sin desmayo por el impulso de la reactivación económica, el desarrollo productivo y la expansión de la base empresarial.
La estabilidad macroeconómica y la gestión fiscal responsable serán objetivos que se realizarán con transparencia y cuidadoso control institucional.
Daré un apoyo sostenido al desarrollo de un sistema de conocimientos, como la mejor vía para incrementar la creatividad y la innovación.
La cultura tendrá un vigoroso relanzamiento, donde habrá lugar para todas las energías, ricas y diversas, que le dan forma a nuestra nacionalidad.
Cumpliré estos compromisos desde el primer día hasta el último de los cinco años de mi mandato. Mi gobierno no estará guiado por afanes de reelección y continuismo.
La idoneidad, la honorabilidad, la honestidad y el compromiso con los intereses nacionales estarán en primer lugar para designar el gabinete de Gobierno y las cuotas partidarias no constituirán un criterio para la selección de los funcionarios públicos.
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